- Salida a medios: 18 de abril de 2024
- Medio por el cual se publico: El Espectador Colombia: Las juventudes colombianas de la Paz Total, una paz post neoliberal
Después de ocho meses del gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, las juventudes siguen sin ser retratadas en las políticas gubernamentales de paz total. Los anuncios planteados en materia de cambio institucional con la creación de un Viceministerio para las juventudes en el naciente Ministerio de la Igualdad y Equidad, y una visión programática renovada orientada a ver los y las jóvenes como actores diferenciales del cambio, continúan en lista de espera. Los consensos políticos y acuerdos con los diversos actores de la guerra cuestan más de lo esperado, y también por las dificultades de un sistema institucional y gubernamental que invierte poco en políticas inclusivas.
La continuidad de las violencias y conflictividades que padece el mundo juvenil en territorios urbanos y rurales en Colombia, tienen conexión directa con el aumento de relaciones de exclusión social y con el deterioro del neoasistencialismo juvenil de las últimas décadas. Existen problemas agudos – desempleo, exclusión social, marginalidad política – que muestran la ausencia de mecanismos de universalización de derechos en materia de políticas sociales – educativas, ambientales, deportivas, culturales, y económicas – para jóvenes que hoy escasamente son implementadas con precarios recursos y sin mayores innovaciones públicas.
Mientras las élites políticas, económicas y mediáticas continúan sembrando odio, desesperanza y frustración en el imaginario colectivo, seguimos observando imágenes de niños/as y jóvenes reclutados por diversas organizaciones armadas, evidenciando su participación en contextos de guerra; en las que participan las juventudes como militantes, víctimas y victimarios de la violencia. Para ellos/as las políticas de paz total como proyecto de fortalecimiento democrático y de reconciliación nacional no llega aún, hasta el momento se teje una gran incertidumbre por su rapidez, improvisación y escasa profundidad en materia institucional y de restablecimiento de derechos.
Las diversas identidades de lo juvenil en Colombia transitan por realidades paralelas, unos van a la deriva como sujetos precarizados, estigmatizados como vándalos, como los nunca atendidos y entendidos por la sociedad, lo que limita su incidencia en las políticas públicas. Otros son los organizados, los alternativos, e inconformes, que construyen nuevas formas de nombrar la participación por sus militancias, redes y agrupaciones políticas con protagonismos en ocasiones “esporádicos” en la agenda política nacional.
Esta valoración de las juventudes es problemática para ellas, pero también para el impulso de políticas sociales y programas en conexión con el plan nacional de desarrollo: “Colombia potencia mundial de la vida”. Hasta el momento no se logra promover una visión renovada de la juventud. Son 12,7 millones de jóvenes que representan el 24,4% de la población (según las bases del plan Nacional de Desarrollo 2022-2026), con una serie de desafíos políticos, culturales, sociales e institucionales de gran envergadura para la Nación.
Aunque, es innegable la visibilidad de las y los jóvenes en las dinámicas políticas, sociales y económicas y que sus innumerables propuestas de cambio, aún no son escuchadas y materializadas en las políticas de paz total, persisten tímidas acciones de construcción de paz gubernamental, pero sin mayor contenido social. Las propuestas de objeción de conciencia, antimilitaristas y de construcción de paz lideradas por jóvenes en zonas urbanas y metropolitanas son la expresión de sentires juveniles que no quieren la guerra, la barbarie y la violencia, pero estas aun no son visibles en el Plan Nacional de Desarrollo.
Y la cuestión es que el “Programa Nacional de Jóvenes por la Paz” no arranca. Programas sociales como el de gestores de paz han sido difíciles de implementar en centros urbanos ante las reiteradas tensiones y disputas de la política paz total. También ha sido espinoso liberar a los/as jóvenes de primera línea judicializados por delitos asociados con la protesta durante el “Estallido Social” del 2021, las iniciativas legislativas del Pacto Histórico (proyecto de ley en curso) que promueven la justicia restaurativa chocan con la visión punitiva de algunos partidos políticos, e instituciones como la Fiscalía General de la Nación que persisten en criminalizar la movilización, la revuelta y la protesta social de la juventud.
Para enfrentar las desigualdades y exclusiones que limitan la vida plena de las y los jóvenes se requieren, además de voces de reconocimiento, nuevos enfoques y promesas de políticas de inclusión la acción gubernamental pronta y decidida. La gobernanza para la paz y la transformación de los valores y las prácticas sociales del autoritarismo, el machismo, las opresiones y la exclusión requiere de una administración pública que ejecute estas propuestas. Eso aún no se ve. Y ya van más de 8 meses. No hay señales confiables de la consolidación de Colombia como “potencia mundial de la vida”.
Imagen tomada de Getty Images.