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La participación ciudadana ausente en el debate electoral

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  • Salida a medios: abril 18 de 2022.
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El Espectador Colombia 2020: https://www.elespectador.com/colombia-20/analistas/la-participacion-ciudadana-ausente-en-el-debate-electoral/

 

Una vez más, la participación ciudadana es tema ausente en la campaña electoral para la Presidencia de la República. En parte por desconocimiento, en parte porque es un asunto que no produce votos, los(as) candidatos(as) no lo mencionan en los debates o en sus declaraciones públicas ni siquiera como recurso para añadir un tono democrático a sus propuestas. Como si la cuestión no fuera de interés para los electores.

Y, en realidad, sí lo es. Por varias razones. Destaquemos tres. La Constitución considera la participación como derecho, como deber y como herramienta de buen gobierno, es decir, de un gobierno democrático que involucra a la ciudadanía en las decisiones públicas. De otra parte, el Acuerdo de Paz considera la participación, en palabras de los firmantes, como “el fundamento de todos los acuerdos que constituyen el Acuerdo Final”. Lo que ocurre es que algunos(as) candidatos(as) hacen caso omiso de la Carta Política, si es que algunas vez la han leído de corrido, y/o consideran que el Acuerdo de Paz es cosa del pasado y, por tanto, no debería ser motivo de atención prioritaria para el próximo mandato presidencial, menos en un aspecto, a su juicio, tan “etéreo” como el de la participación ciudadana.

Pero si la Constitución y el Acuerdo de Paz no son razones suficientes para que los(as) candidatos(as) le atribuyan mayor importancia al tema, sí lo debería ser el estallido social que desde noviembre de 2019 llevó a las calles a cientos de miles de colombiana(o)s que quisieron manifestar su descontento con la situación del país. La indignación de jóvenes, trabajadores, comunidades y pueblos étnicos, campesinos, amas de casa, estratos medios, de las víctimas del conflicto armado y de organizaciones sociales de muy diversa estirpe tenía diferentes motivaciones, pero todas ellas apuntaban a dos déficits protuberantes, no solo del momento, sino de la historia del país: déficit de igualdad y déficit de participación ciudadana.

Cansados de la reiteración de políticas gubernamentales que no hacían más que ahondar la desigualdad, de un lado, y de la sordera de los gobiernos –no solo del actual, pero sobre todo del actual- para escuchar las voces ciudadanas en el centro y en la periferia, de otro, la gente decidió participar tomándose las calles para decirle al país que quieren una Colombia más igual y más participativa.

La gente quiere ser parte de las decisiones que afectan sus intereses y aspira a que el Estado abra canales de participación efectiva para construir acuerdos que sirvan de base para el diseño de políticas públicas. Por eso, el tema sí es importante para el país; y también por eso no deja de sorprender el mutismo de los(as) candidatos(as) al respecto.

Que estos no se refieran en público a la participación no significa que no tengan propuestas. Bueno, no todos. Tres de ellos (se omiten nombres para mantener la imparcialidad del análisis) no hacen ninguna referencia al asunto. Los restantes sí lo hacen, pero con un nivel alarmante de generalidad y de poco afán por lo nuevo: “profundizaremos la participación ciudadana”, “acrecentar la participación”, “democracia multicolor”, “avanzar en los mecanismos de acceso a la información”, “fortaleceremos los mecanismos de participación”. Afirmaciones que terminan siendo un saludo a la bandera. De resto, algunas referencias aisladas a la consulta previa, a las veedurías ciudadanas, a los presupuestos participativos y a algunos espacios de participación. Nada que no sepamos, lo que muestra un desconocimiento que inquieta por lo ya dicho, o una falta de imaginación inconcebible en alguien que aspira al cargo presidencial. Claro, casos se han dado.

Podrían rescatarse algunas fórmulas que, por lo menos, alentarían el debate: la primera, la del carácter vinculante de la participación. Este es un viejo debate no resuelto y difícil de resolver. ¿Vinculante significa que lo que diga la gente debe ser materia obligatoria para las autoridades públicas? ¿Y si la gente plantea propuestas contradictorias entre sí, a cuál de ellas debería acogerse la autoridad? ¿Y si la gente propone asuntos que no son viables técnica ni financieramente, qué debe hacer el responsable de ejecutarlos? ¿Comete pecado si no lo hace? La participación vinculante parte del supuesto de que vox populi, vox dei. Pero lo cierto es que no hay una vox populi, sino que son muchas, y que en ocasiones la voz del pueblo no es infalible. Más que vinculante, la participación debe ser efectivapara lo cual es necesario previamente construir acuerdos multi-actor que puedan convertirse en políticas públicas.

La segunda, el énfasis de algunos candidatos en el respeto de las tradiciones y prácticas de los pueblos y comunidades étnicas para trabajar mancomunadamente en la consolidación de su territorio y en el mejoramiento de sus condiciones de vida. El enfoque intercultural parece que comienza a instalarse en el lenguaje político y social, lo cual resulta positivo desde todo punto de vista, sobre todo porque implica acciones específicas del Estado, por ejemplo, en términos de la implementación del Acuerdo de Paz, y, sobre todo, el reconocimiento de la diferencia como requisito para la convivencia.

Y la tercera, la referencia hecha por dos de los candidatos a la necesidad de respetar la movilización y la protesta social como un derecho. Importante valorar esa afirmación, sobre todo por el clima adverso que este gobierno propició para impedir su ejercicio, y porque la gente ve en la acción colectiva una manera eficaz de llamar la atención y reclamar mejores decisiones públicas de beneficio colectivo. Lo preocupantes es que los(as) candidatos(as) no avancen en los mecanismos y procedimientos necesarios para proteger y garantizar ese derecho.

Sería bueno que en lo que resta de campaña los(as) candidatos(as) hagan públicas sus propuestas sobre el tema, para lo cual deberían esmerarse en conocer mejor qué ha pasado con la participación ciudadana en Colombia y cuál sería un planteamiento estratégico, integral y de largo plazo que permitiría implantar desde el próximo 7 de agosto un modelo de gestión de lo público con enfoque de gobernanza democrática. Ello ayudaría a que en el futuro la gente sienta que hace parte de una comunidad política real, en la que tiene deberes, pero también derechos.

Foto tomada de sieteestrellas.com con fines ilustrativos, no lucrativos. 

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